Que se contradicen, Carmen Rotger
Leo los primeros textos de Que se contradicen (Pre-textos, 2024), de Carmen Rotger , y pienso en el ritual en la salmodia y en que la repetición, aunque solo exista en el pensamiento, ayuda a mejorar el mundo y a mejorarse (remendarse) uno mismo, porque nos centra, nos orienta y nos direcciona: nos da un cobijo. También pienso en lo imposible, esa categoría de lo pensable, ese rincón cómodo de la inexistencia, como si vivir pudiera parecerse a descorchar botellas a cada instante para no pensar en lo otro, precisamente en lo que no puede ser vivir. Hay una transgresión voluntaria y juguetona que parece sostenerse –y justificarse– en ese vacío de sentido (¿por una enorme y colosal pérdida?) que opera como telón de fondo y que, lejos de provocar la mirada nihilista (autocomplaciente), crea un juego especular y transgresor, un divertimento que se percibe casi trágico y que quizás sirva de punto de partida. La mueca irónica, pues, bien pudiera ser una llamada de auxilio o una especie de so