Salto de fe, Marcos Nogales


Si la escritura mística, sapiencial o devocional suele ser una encendida defensa del Sí (ante la oscuridad, la intemperie y la poca ‘edificabilidad’ del No), esta esforzada construcción del sentido, cómo no, admite dudas. La perfección –Dios, amor, finalidad– irradia una luz demasiado nítida para nuestro limitado voluntarismo.

Se escribe en esa fisura, incluso cuando se apunta hacia arriba, quizás más que nunca cuando uno se lo juega todo a ese inmenso pero frágil Sí.

El humor, la cotidianidad (pero también el miedo, la pérdida, la extrañeza) y esta confianza en el nosotros (síntesis) donde culminan el yo (tesis) y el tú (antítesis), permiten el saludable ejercicio de fluir, siquiera un rato, con la existencia. Proyectar, o creer que lo hacemos, también nosotros, ese salto de fe que debiera darse con receta.

(Me ha encantado este librito)








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