"Un jubilado melancólico", de Luis Izquierdo

UN JUBILADO MELANCÓLICO

I

La perspectiva languidece exánime
–diría el pensador, si la figura
del célebre escultor hablar pudiera–,
y a su tenor se eclipsan las palabras
enmudecidas ante lo real
de lo que fue belleza o atención
acorde a su presencia.
Hoy la inminencia arrasa con noticias,
e imágenes en fuga
conforman la avidez de la retina,
feliz de proyectarse otra comedia.
No hay paseantes ni afición al campo,
transformado en estudio para expertos.
Por lo demás, el escenario exulta 
con raros exotismos adosados
donde exhibe su fe en la destrucción
el ladrillaje de la desmemoria.

II

Lo fatal es que aún haya distraídos,
gentes sin formación,
imprecavida grey que reconoce
senderos de ilusión entre pinares,
playas y bosques, robles y álamos:
todo nostalgia y vicio de insolventes.

III

No hay paseantes, sólo el curso a metros
que cubre sudoroso algún atlético.
La salud es el dogma y paradigma
de estar en forma, esbelto o en consigna.
La ley del mundo va con asesores
de viajes o seguros que estimulan
ir a lo lejos como a cercanías.
Y el bagaje mental es la quimera
de no pensar para seguir aquí.
Qué más quisiera.

Luis Izquierdo, La piel de los días. Lumen. págs. 75-76




Pautas para el análisis del poema y para una disertación/comentario crítico



Posibles tesis:

- Necesitamos consumir noticias, imágenes.
- Vemos la realidad como si fuera una película (hiperrealidad): nos falta capacidad crítica, sentido de la realidad.
- Mirada nostálgica del poeta desde su vejez hacia un mundo que ya no reconoce. 
- Hemos perdido valores tradicionales como el de vivir en el campo.
- Los valores naturales tradicionales han sido sustituidos por un paisaje artificial inhumano (olvido, destrucción). Por ejemplo: se ha sustituido el paseo por el atletismo.
- Sigue habiendo soñadores que se dejan llevar por su incultura: no hay progreso verdadero en el hombre.
- Tenemos una obsesión por la salud y el estar en forma: la imagen nos domina.
- Vivimos guiados por asesores de viajes o seguros: las empresas programan nuestras vidas. Vivimos vidas programadas. Vidas no vividas.

Siguiendo el razonamiento: este poema puede leerse como una elegía por la naturaleza (también la nuestra, nuestro yo libre). Ante la pérdida inminente (recordemos que el poeta escribe desde la vejez), la mirada se vuelve nostálgica y pesimista. Lo artificial (¿progreso?) nos ha cambiado: nos ha deteriorado. ¿Tenemos realmente más calidad de vida ahora? ¿Vivimos realmente mejor?

El sistema prefiere ciudadanos que no piensen. P. ej.: televisión, publicidad, música, in-cultura, cultura de la fiesta, moda, erotismo, etc. Comportamientos condicionados por patrones sociales que no controlamos.

A modo de conclusión: visto así, sabiendo esto, siendo plenamente conscientes, todo acto por la cultura y por el pensamiento crítico, todo cuestionamiento del sistema, es un acto revolucionario, incluido este poema y nuestro comentario. Debemos elegir constantemente: conocer o ignorar, ser crítico o ser dócil, qué tipo de persona vamos a ser, qué mundo nos espera y qué hombre/mujer le dejamos a nuestro mundo. 

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