Actos de amor, Antonio Praena



Actos de amor
Antonio Praena
Ayto. San Sebastián de los Reyes, 2011
XXII Premio Nacional de Poesía “José Hierro”



El inagotable –y agotado– debate en torno a la muerte, ya sea en términos místicos o materialistas, no ofrece mucha madeja y la ofrece toda. Al final es lo mismo. Alguien recreando razones para eludir, suavizar, postergar, asumir lo inevitable. Esta poesía mística a lo Santa Teresa tiene momentos de aridez existencial a lo Unamuno aderezados con un culturalismo clásico a lo Juan Antonio González Iglesias (a quien, por cierto, va dedicado un poema del libro). Y ahí surge la mano amiga, que no deja de ser uno mismo jugando a darse consuelo, que no razones. 

Tijera conceptista mezclada con habla coloquial en un discurso tenso y meditado. Canto fúnebre por la humanidad, añoranza del hombre con Dios y del hombre con el hombre. Y, finalmente, canto de vida y esperanza. Todo esto es Actos de amor, el viaje de Ulises envuelto en una reflexión desengañada sobre la finitud y nuestros límites temporales. Nuestras vidas son líneas que se cortan en el tiempo y que en cada intersección dejan un acto de amor, un exceso de amor condenado a no tener sentido. La misma locura es un acto de amor irremisible. Y la manera en que el lenguaje apresa a la experiencia. También el amor es un acto de lenguaje. "No existe el amor si no se dice", escribe Antonio Praena, velando por su existencia y al mismo tiempo lamentándose de que eso no baste. La pura contradicción, mal que nos pese, alimenta la poesía: "Que está la vida fuera de estas líneas".

Quizás el mayor acto de amor derive de nuestra imposibilidad de apresar nada. De mantener nada vivo. Ni a nosotros mismos. Esta disolución del yo en el tiempo y en los otros acaba siendo el leitmotiv de este libro. Actos de amor son las distintas entregas del yo hacia los otros, único instante en que la vida es verdad, cuando suena al unísono de otra vida. El resto, es poesía. 

Al final el libro se convierte, cerrando el camino iniciado, en homenaje de vida al prójimo. El yo sólo encuentra sentido en la existencia si es a través del otro. Creo que aquí, igual que al comienzo, baja de nuevo el nivel. Los poemas centrales, más desgarrados, con voz más telúrica y honda, son los que hacen de este libro lo que es: una lucha con y por la vida.



MI VIDA SEGÚN BACON

A principios de junio
de 1972,
justo en los días de mi nacimiento,
Bacon termina el tríptico en que un hombre
escupe, caga, piensa y se contempla
sobre unos vanos negros que,
según la grabación de la audioguía,
pretenden ser memoria de la muerte.

Quizá a las mismas horas en que Bacon,
en un estudio sucio a las afueras
del Londres más borracho y escabroso,
firmaba su retrato de lo humano,
en un perdido pueblo de Granada
llegaba a la existencia un niño pobre.
                                                              Y ahora mismo
–14 de febrero, 2009,
sala de exposiciones temporales–
se encuentran aquel hombre que ya nunca
podrá escupir, pensar ni contemplarse
sobre ventanas negras, y este niño,
que, gracias a que Bacon la ha pintado,
contempla su otra vida y no la extraña.



LEGIÓN

Como puede decirlo
tan sólo quien no sabe lo que dice,
se me mueren en ti
los hombres que no he sido.

No he sido aquel que amaste, ni tampoco
el hombre que soñó que tú lo amabas.

No he sido el que ahora mismo te recuerda,
pues no recuerdo bien cuál fue mi sueño.

Posiblemente todos se extraviaron
por sendas que jamás transitaré.

Y ahora que en la noche llamo a alguien,
tan sólo aquel que un día tú quisiste
podría socorrerme si viviera.
Mas ese solamente estuvo vivo
el tiempo de tu tiempo y es por eso
mejor dejarlo aquí:
                                ya es tarde, me confundo
y debo abandonar a este que escribe
en aguas somnolientas y encontrarme
mañana con un ser desconocido
en este cuerpo mismo que me habita.
Mas, antes de entregarlo
                                          a la disolución
la última pregunta:
¿podrá tal vez la vida devolverme,
con estos mismo ojos y este llanto,
de todos los que fueron sólo a aquel
que tuvo vida en ti?

Ausente como yo, mi voz responde:
tu vida fue verdad, querido Antonio,
tan sólo con el paso de la suya.
El resto, solamente
materia de un poema.

Comentarios

  1. Muchísimas gracias por esta lectura y esta reseña. Me llega profundamente: creo que ha captado el meollo del libro. Nunca lo he visto tan bien expresado. Me libera y me conmueve. Ha hecho usted, en medio de la gratuidad absoluta y hasta el sinsentido en la que reside la belleza del amor, que por un instante sí tenga sentido.
    Antonio Praena

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