Salve, Aitana Monzón
En una de sus poderosas imágenes pregunta Aitana Monzón: ‘¿Te caíste de mi?’, como si la persona amada fuera algo que se desprende del yo. Y, desde el idealismo más radical, así es: esse est percipi . No solo nos caemos como fruta madura unos de otros sino que, al mirarnos y al pensarnos, nos damos existencia. Como una dádiva. Como un regalo. Un hechizo que, al romperse, rompe también el sentido del mundo. El fragmentarismo de Salve (junto a la interrogación y la intensidad simbólica) reproduce esta aparente falta de sentido en unos textos que, más que decir, evocan, como si invitaran al lector a una reconstrucción titánica: del poema y del mundo. Y en esto hay una lección: la belleza acude siempre al rescate de lo humano. Salve es un hermosísimo tratado sobre la pérdida y el vacío, más que inspirado: extasiado. El dolor personal se proyecta sobre la memoria y sobre una multitud de voces que repiten la pregunta obsesiva de un yo entre la crisis y la revelación. Su entrega sin re...