Somewhere, Sofia Coppola 2010

Vale que no sea su mejor película. Vale que repita temas de las anteriores. Vale que es lenta. Vale que me quedé dormido los primeros quince minutos. ¿Y qué? ¿Hay mejor estado para ver una película que recién despertado en una sala donde sólo dos guiris –mujeres- se ríen pavona y adolescentemente durante los largos e inexpresivos planos coppolianos? Y claro, como al terminar la gente empieza a irse y alguien dice que tiene que ir al servicio, se produce ese momento de espera junto a los créditos de la pantalla, la sala ya casi vacía, y ahí, justo ahí, empieza la gimnasia para despertarse: “no me ha gustado nada”, “la Coppola tiene un morro…”, etecé etecé. Palabras, palabras, pero no lenguaje. Después sales a la calle, te da de golpe la bofetada de frío postprimaveral y ahí es cuando empieza la película.

Que una película sea lenta es suficiente argumento para que decir no me gusta. Ya puestos, que un poema sea corto. Que un partido de fútbol sea táctico. O que una foto sólo contenga un edificio y una nube. Vaya mierda.

Recuerdo que cuando vi The Brown Bunny esperaba con expectación la famosa escenita. Y luego nada: fue más interesante el resto de la película en la que no contaba nada. No contar nada. La narrativa que no cuenta. Aprendemos a contar para explicar el mundo a nuestros hijos. Hay que contar cosas, enseñamos en los institutos. Contar, no como este poema-haiku del Tranströmer:

Zumba la lluvia.
Yo susurro un secreto
para estar allí.

Efectivamente, no cuenta nada y por lo tanto no me gusta. Como la película. Bien dicho. 

Así que me callé y salí fuera para recibir el airecillo de la vida real. Salí pensando en el aburrimiento. Y si es posible transmitir el aburrimiento sin aburrir. O si se puede hablar del vacío sin resultar vacuo. 

En la secuencia inicial aparece un Ferrari negro dando vueltas una y otra vez en un circuito. La cámara está fija y el coche aparece y desaparece en su circunferencia. Círculos como los de JoséCaballero, círculos vacíos y concéntricos como nuestras vidas. De eso va todo. Pero claro, los Piratas del Caribe, eso sí que es entretenido.

Planos larguísimos, reiterativos, minimalistas. Planos y más planos sobre lo mismo. Nada debería haber sido el título de esta película. Esa nada que se nos ofrece con medios técnicos es la que alguien no puede expresar y digerir anímicamente, afectivamente. Silencio en el cine como el silencio interior de nuestras inútiles vidas.

Es de noche. Abrimos el balcón y salimos a la terraza para contemplar una ciudad llena de luces. Tenemos dinero, éxito, poder. Mujeres. Exmujer y una hija. Lo tenemos todo. Somos dioses con muleta: no sabemos por qué diablos no somos felices. La incomunicación de Lost in translation está aquí, peor, pero está. Bill Murray está lejos de casa y solo. No comprende. Stephen Dorff hizo de quinto beatle y aquí hace de trapo, despojo, marioneta beckettiana salida de un contenedor de basura. Fin. Maria Antonieta también estaba perdida. Y las vírgenes suicidas. Habría que hacerle psicoanálisis a la Sofi y regalarle una buena tarrina de helado de chocolate.

Vincent Gallo al menos tenía motivos para el silencio. Su moto por las interminables autopistas es el Ferrari de Stephen Dorff que siempre está de un sitio para otro, somewhere. Es la gran paradoja capitalista, lo tenemos todo y no somos nada. “¿Quién es Johnny Marco?”, le preguntan en una rueda de prensa. Pero un trapo no habla porque sólo sabe palabras. Y después crees regresar a tu casa y en realidad sólo regresas a ti mismo.

Escribir con vacío y con silencio exige leer con más vacío y más silencio.

Quedarse al margen: las luces se iluminan y yo las miro. Como Marilyn en Vidas rebeldes: ella vive y los demás son vividos. Los que somos vividos estamos al margen.

Los personajes, redondos. Él va bien como trapo. Bruce Willis también habría ido bien. Ella está de moda y tiene una hermana rubia también.

Y por último: si Dios puede andar entre los pucheros, en las películas de Sofía Coppola puede haber entretenimiento.




Comentarios

  1. No vale para nada de nada

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  2. Clasifico las películas en:
    1) Buenísimas
    2) No te la pierdas
    3) Si no la ves no pasa nada.
    4) Interesante para dormir la siesta.
    5) Es tan mala que no te sirve para dormir la siesta.
    6) Mejor que no la veas. Tu tiempo vale mucho.

    Mas de una vez es sufrido el punto 5. ¡Y me lo he tragado todo! ¡Adoro el cine!

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