Así quisiera yo mirar el mundo
«Una noche que le preparé la cena a mi hija de tres años, al servirle las patatas le advertí:
―Cuidado, no te quemes.
La niña se quedó mirando el plato de patatas y observó:
―El humo las ha puesto calientes.
Me pareció una inversión tan genial que no podía decirse mejor. Así quisiera yo mirar el mundo.»
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