Sobre la muerte de un perro, Jean Grenier

Un proceso de naturalización, la reivindicación de un itinerario que comience aquí, en lo concreto, en la brizna de la circunstancia, entendida esta como asombrario: un paseo junto a un perro puede ser un acto de sencilla trascendencia. El trayecto ascendente, conviene no olvidarlo, empieza siempre abajo. 

Cuestionar para redefinir esa verticalidad en pos de una verdadera humanidad, de la comprensión y la confluencia entre Naturaleza y Espíritu (y, por ahí brincando, Dios) en esa mirada serena y emocionada con que se evoca un episodio ordinario pero cargado de sentido: la muerte de un perro allá por los 50. 

Este diario meditativo trasciende el tono luctuoso en un acto transformador y creativo, breviario de latidos certeros cuya diana es una hondura de conciencia, simple y llana esperanza nacida en la nostalgia y el duelo. 

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